miércoles, 13 de noviembre de 2019

ALIMENTACIÓN SALUDABLE

El curso pasado trabajamos acerca de la importancia de un desayuno saludable. Este año damos un paso más y nos introducimos en la necesidad de mantener una dieta equilibrada y saludable. Hay muchos estudios al respecto. Nosotros nos vamos a quedar con algo básico. Y sobre todo alejarnos de tópicos. Entre otras cosas porque cuando nos mencionan la frase ‘alimentación saludable‘ son muchos los que piensan en la conocida ‘dieta mediterránea’. Lo curioso es que desde hace unos años, en muchos hogares mediterráneos, la dieta que se sigue se aleja cada vez más de ese estilo de alimentación que no debería haberse perdido. 

Hay que tener claro, en primer lugar los beneficios de mantener una ‘alimentación saludable’:
  • Menor incidencia de problemas cardiovasculares.
  • Menor prevalencia de diabetes mellitus.
  • Reducción de la obesidad.
No se trata de vivir más años sino de vivir mejor, así que ¿cómo podemos llegar a tener verdadera conciencia de lo que esto significa? La respuesta también parece clara: con una buena educación para la salud, todo un proceso de enseñanza y aprendizaje con el fin de adquirir unos hábitos que nos hagan llevar una vida más saludable.



Nos vamos a quedar con diez condiciones básicas que debe tener una dieta saludable:Debemos eliminar o reducir al máximo cualquier alimento refinado. Eso incluye el azúcar blanco y sucedáneos o alternativas artificiales, la sal de mesa y las harinas que no sean integrales. El azúcar no es solo lo que se añade al café, sino también los alimentos que llevan (salsas, refrescos, dulces convencionales…) y los que se convierten en azúcar una vez en la sangre, como el alcohol y los carbohidratos rápidos refinados. El color blanco que no es propio de un alimento natural, es sinónimo de producto muy refinado, con pocas o ninguna vitaminas, minerales, fibra, enzimas, fitonutrientes o antioxidantes. 

  1. Debemos eliminar o reducir al máximo cualquier alimento refinado. Eso incluye el azúcar blanco y sucedáneos o alternativas artificiales, la sal de mesa y las harinas que no sean integrales. El azúcar no es solo lo que se añade al café, sino también los alimentos que llevan (salsas, refrescos, dulces convencionales…) y los que se convierten en azúcar una vez en la sangre, como el alcohol y los carbohidratos rápidos refinados.
  2. Debemos eliminar los alimentos procesados que se compran en el supermercado convencional y reducir al máximo los alimentos envasados. Eso incluye los platos preparados listos para el microondas, las pizzas congeladas, los nuggets de pollo, los helados, las salsas con azúcares, colorantes, conservantes o grasas trans (hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas), las bolsas de patatas, los sucedáneos de lácteos con azúcares o edulcorantes añadidos o desnatados, y los alimentos que intentan ser otro alimento a base de refinar y procesar alimentos naturales. 
  3. Si compramos un alimento envasado debe contener el mínimo de ingredientes posibles, debemos poder entender y saber qué son, y ninguno debería ser azúcar. Si dudamos, mejor no consumirlo. 
  4. Debemos comer más verduras, y muchas de hoja verde, que son las grandes olvidadas y las que más ayudan a prevenir y curar enfermedades, quemar grasas, eliminar toxinas y alcalinizar el organismo. Las frutas y verduras deben ser locales, de temporada, de proximidad y preferiblemente ecológicas. 
  5. Debemos escuchar el cuerpo, respetar sus necesidades y el reloj biológico: comer cuando tengamos hambre y no hacerlo ni porque toca ni para saciar emociones, no cenar más tarde de las nueve, estar unas diez horas sin comer desde la cena hasta el desayuno, y seguir la regla del “menos es más”; es decir, mejor mezclar pocos alimentos en un mismo plato para digerir bien, que es la clave para tener una buena salud. 
  6. Debemos priorizar la calidad siempre por encima de la cantidad; sobre todo cuando compramos alimentos de origen animal. Es mejor comer menos carne a la semana pero que sea ecológica; menos pescado, pero que no sea de piscifactoría alimentado con piensos convencionales; huevos y lácteos ecológicos antes que convencionales, porque el animal no ha sido hormonado ni medicado; legumbres cocidas en botes de cristal cocinadas con sal marina; aceites vegetales de primera presión en frío ecológicos y no refinados; frutos secos naturales en lugar de fritos y salados; agua de buena calidad… Y así con todos los alimentos. 
  7. A lo largo del día o la semana debemos comer alimentos de diferentes colores porque tienen antioxidantes diferentes que ayudan a prevenir enfermedades.     

  8. Debemos tener una actitud activa y proactiva ante la alimentación. Si os gustan mucho los dulces o algún tipo de alimento procesado poco saludable, hay que buscar una alternativa saludable para hacer en casa; hoy día hay recetas de todo en internet. Y si necesitáis comer entre horas o fuera de casa siempre es mejor llevar encima el mejor fast food que hay: fruta, frutos secos, semillas, verdura… ya sea al natural o en zumos o batidos verdes… Son alimentos muy al alcance que podemos encontrar fácilmente. 
  9. Debemos masticarlo y comerlo todo con conciencia.
  10. En caso de patologías o desajustes de salud, no hay que automedicarse, ni con medicamentos convencionales ni con superalimentos (espirulina, maca…), sin la guía de un profesional de la salud de confianza.